Lo que callan los que no son de carrera
Precariedad, incertidumbre y escarnio para funcionarios en provisionalidad y cargos de libre nombramiento
Ya se ha vuelto una película conocida:
Primera escena. Se nombra a un funcionario que no es de carrera a un cargo en Cancillería, usualmente en el exterior.
Segunda escena. En medios de comunicación, periodistas y comentaristas se empiezan a hacer preguntas—muchas veces sanas, desde una mirada técnica—sobre su idoneidad para el cargo.
Tercera escena. En redes, muchos saltan de las preguntas a las acusaciones y los insultos. Al nuevo funcionario se le tratará de vendido, de corrupto, de haber sido elegido por ser el amigo de Pepito o Sutanito.
Cuarta escena. Se demanda el nombramiento del funcionario. Este tomará su cargo bajo la sombra de un caso legal que podría durar años y que le exigirá tiempo y recursos. En muchos casos, por la incertidumbre, la persona dejará a su familia atrás, viviendo con un pie adentro y uno afuera.
Quinta escena. Eventualmente, un día cualquiera, tras meses/años de servicio, el funcionario recibe un anuncio: ha sido despedido, o la demanda contra su nombramiento prosperó.. Si está en el exterior, tiene hasta dos meses para empacar y dejar atrás la vida que creó afuera.
Esta es la secuencia dramática a la que se enfrentan cientos de servidores públicos que, al no ser de carrera diplomática y consular, entran por la vía de la provisionalidad o del libre nombramiento.
Le damos dos ejemplos ilustrativos. Del lado de la provisionalidad, nos encontramos en el SIGEP con el caso de un funcionario que lleva más de 20 años sirviendo—¡desde los tiempos de Pastrana! Su buena gestión le ha merecido la confianza de gobierno tras gobierno, y es esta la que le ha permitido asumir una amplia gama de cargos: asesor, coordinador, director y diplomático en varios países. ¿Y qué pasó tras su más reciente nombramiento? Que le llegó su cuarta escena, es decir, le interpusieron demanda. Y no una sino dos.
El otro ejemplo está recién sacado del honor. Esta semana, al menos tres altos funcionarios que no son de carrera recibieron la noticia de su despido, engrosando así las filas de los que llegan al final de su película.1 Ellos son JUAN GUILLERMO CASTRO BENETTI, director de Asia, África y Oceanía, LUIS ARMANDO SOTO BOUTIN, director de asuntos culturales y LEONARDO CARVAJAL HERNÁNDEZ, jefe de la oficina asesora de planeación y desarrollo organizacional.
Y si bien los cargos que ellos ocupaban son precisamente de libre nombramiento y *remoción*, es decir, que por su naturaleza están dados para cambios súbitos, no deja de ser trágico el difícil camino y la salida repentina y sin recurso de tres personas que llevaban un total combinado de más de 40 años sirviendo al país desde Cancillería—trágico para ellos pero también para la entidad que pierde así a excelentes funcionarios que, si bien no pertenecían a la carrera, sí hicieron carrera al servicio del ministerio.
Parte de la dificultad de tratar este tema yace en que, en el debate público, se ha vuelto común satanizar a todos los funcionarios que entran por esta vía. En un país en el que se demuestran unos de los niveles más bajos de confianza institucional,2 pocos le encuentran gracia a defender a personas “nombradas a dedo” que “viven del Estado”, mucho menos cuando existe una carrera diplomática y consular de la que no hacen parte.
El trato que se le da a estos funcionarios también responde a aquellos casos—relativamente escasos pero muy mediáticos—en los que se ha nombrado a personas sin requisitos, que no siguieron el proceso regular o que se enfrentan a serios cuestionamientos. Claro que estos casos existen. Y qué bueno que a estas personas se les aplique el proceso legal para anular su nombramiento.
Pero es que por cada uno de esos habrán 50 otros casos de personas comprometidas con el servicio público. Así como, por cada 50 buenos funcionarios de carrera diplomática y consular, habrá uno que no rinde—con la notable diferencia que a este último difícilmente se le puede sacar de la entidad.
También hay que decirlo: en este momento, sin funcionarios en provisionalidad, la Cancillería no podría operar. Para poner en contexto, vale recordar que el decreto ley 274 de 2000 establece que hay tres clases de empleo en la entidad:
Los de libre nombramiento y remoción, que incluyen a viceministros, directores, jefes de oficinas asesoras, embajadores y cónsules generales centrales, entre otros.
Los de carrera diplomática y consular, que están distribuidos a lo largo del escalafón, desde terceros secretarios hasta ministros plenipotenciarios (recuerden que los que están en cargo de embajador son de libre nombramiento).
Los de carrera administrativa, que incluyen a profesionales especializados, técnicos, conductores y secretarios, entre otros.
Los funcionarios que son de carrera diplomática y consular ocupan cargos de la primera o segunda clase de empleo, que son cerca de 1000. ¡Pero es que en este momento solo hay alrededor de 500 miembros de la carrera diplomática y consular! Los otros 500 cargos se deben suplir con personas en provisionalidad. No hay de otra.
Así que, ¿qué hacemos? ¿Se cambia la norma para que sea más difícil sacar a los que no son de carrera? ¿Nos lamentamos cada vez que alguien sale? ¿O le bajamos a la tarea de veeduría y seguimiento de estos nombramientos? No, no y no.
Proponemos tres medidas. Una es que se continúe expandiendo y profesionalizando la carrera diplomática y consular. No tiene sentido que hayan más cargos de carrera de los que hay personas de carrera. Y menos sentido tiene que este año se haya reducido el número de cupos para ingresar a la carrera, como reportábamos en la sección de Academia Diplomática de este boletín. Hacer que la carrera crezca para que pueda cubrir todos los cargos que le corresponden es una tarea que no da espera.
En segundo lugar, se necesita de una ciudadanía mejor informada. Poco se aporta criticando cada nombramiento provisional o de libre nombramiento. ¿Sabe usted cuáles son los requisitos para ser embajador? ¿Cuáles para ser cónsul en provisionalidad? ¿Entiende bien cómo se aplica el principio de especialidad en estas decisiones? ¿Conoce el proceso de revisión de disponibilidad de funcionarios de carrera que Talento Humano debe aplicar previo a un nombramiento? Quizás no. Y no es culpa suya. La entidad no ha sido la más transparente en estos procesos. Ahí entra Diplomacia Abierta con la responsabilidad de informar más sobre el asunto.
Y la tercera medida es reconocer que hay funcionarios que no son de carrera que lo están haciendo bien. Que aportan desde su conocimiento y experticia al avance de los intereses nacionales de Colombia, sin distinción de cuál gobierno los nombró. Y son muchos. Quizás un día sea usted o alguien que conoce. A ellos, les agradecemos su servicio. Esperamos poder resaltar más de sus historias y aportes.
Esto no se acaba acá.
Sobre los cambios de liderazgo de esta semana, nos cuentan que JAVIER DARÍO HIGUERA ÁNGEL, quien es director de mecanismos de concertación e integración regionales, y que apenas en febrero fue nombrado jefe de gabinete, dejará este último cargo. Su reemplazo será el diplomático de carrera JUAN JOSÉ PÁEZ PINZÓN. Otro cambio que nos cuentan es el de ANDREA MARCELA ALARCÓN MAYORGA, a quien se nombró como encargada de la Dirección de Asuntos Políticos Multilaterales tras la salida repentina de la embajadora ALICIA ALEJANDRA ALFARO CASTILLO a inicio de febrero. Y los que salen no se quedan de brazos cruzados. Nos cuentan de al menos una estrategia legal que parece tener futuro.
Desde Diplomacia Abierta, cuente con que estaremos pendientes.
***
AHORA ES SU TURNO: ¿Hay algo en esta historia con lo que no está de acuerdo? ¿O algo que sí resonó? ¿Es usted alguien que ha servido en provisionalidad y nos quiere contar su historia? Queremos escucharle. Envíenos sus ideas, o apúntese a escribir su propia respuesta para nuestra sección Derecho de réplica. Estamos dispuestos a aprender y reconocer los vacíos en nuestros argumentos. Para hacerlo, dé click en el siguiente botón:
Para ser precisos, se habla de un total de seis salidas confirmadas hasta ahora: tres de funcionarios que no son de carrera a los que se les declaró la insubsistencia de su cargo y tres de funcionarios de carrera que pasarán a otros roles.
Según el Edelman Trust Barometer 2023, 40% de colombianos encuestados dijeron tener confianza en el gobierno, la octava respuesta más baja.