28 misiones diplomáticas jamás han tenido un embajador de carrera
Y otros hallazgos del reciente rastreador histórico de nombramientos de embajadores y embajadoras, 2000-2024
La presencia diplomática colombiana se fortalece día a día. En Washington, Moscú y en Beijing, en países del Caribe y a lo largo del mar Caspio, y en organismos internacionales que cubren desde temas de género hasta alimentarios, Colombia se está haciendo sentir cada vez más en el escenario internacional.
Y así, en la medida en la que se ensanchan las ambiciones del país, también ha aumentado la responsabilidad que recae sobre nuestros embajadores y embajadoras.
Ya no basta con saber de idiomas, de historia, de política internacional, de protocolo, de temas económicos... Más que antes, el diplomático moderno debe saber desenvolverse en un escenario internacional incierto y de confrontación; abrir camino en territorios previamente inexplorados por la diplomacia colombiana; articularse con otras entidades y actores del Estado para, por ejemplo, negociar la entrada de nuevos productos a mercados extranjeros y, sí, también evitar caer en escándalos bochornosos para sí mismo y para el país.
¿Qué hace a un buen diplomático? Ciertamente no es una sola característica, un solo elemento. No hay receta secreta. Pero, por lo menos desde el 2000, con la reforma al servicio exterior realizada por medio del decreto-ley 274 de aquel año, la apuesta ha sido que “la Academia Diplomática [servirá] como pieza central de la formación del recurso humano”. Ingresar y crecer dentro de la carrera diplomática no es garantía de éxito, pero en algo ayuda.
Por eso resulta tan extraño que, al revisar el historial de nombramientos de embajadores desde el año 2000, encontramos que, de 71 misiones diplomáticas que el país tiene en el momento, 28 de ellas no han tenido ni un solo embajador de carrera en los últimos 24 años.
Para ilustrar el asunto, creamos dos mapas interactivos, que le invitamos a consultar dando click en los links correspondientes (las siguientes son solo imágenes).
El primer mapa, al que puede ingresar dando click acá, representa en tonos de azul el número total de embajadores y embajadoras (sean o no de carrera) nombrados a las diferentes misiones diplomáticas de Colombia desde el 2000. Entre más oscuro el tono de azul, más embajadores han sido nombrados a aquel destino.
Desde el 2000, cuando Pastrana estaba en el poder, 10 misiones diplomáticas han tenido a nueve o más embajadores, es decir, estas han sufrido cambios de liderazgo constantes, inyectando altos niveles de volatilidad a la relación con aquel país u organismo:
Misiones con 11 embajadores: Estados Unidos, República Dominicana y Venezuela.
Misiones con 10 embajadores: Brasil.
Misiones con 9 embajadores: Chile, España, Francia, Países Bajos, Reino Unido y la ONU (Nueva York).
Ajá, así como lo ve, los socios más importantes de Colombia son los que menos gozan de estabilidad. Y no es cuestión de un solo gobierno. Son todos.
Para ilustrar, de los 11 embajadores a EEUU nombrados desde el 2000, dos fueron nombrados por Uribe, cinco por Santos (!!), dos por Duque y dos por Petro. De los 11 a Venezuela, uno fue nombrado por Pastrana, cuatro por Uribe, cuatro por Santos, ninguno por Duque (claro, esto al haber interrumpido las relaciones con Caracas, que representa su propia forma de volatilidad) y dos por Petro. El espacio no da para hipotetizar a profundidad, pero algo tendrá que ver que muchas de las personas nombradas a estos destinos usan el cargo meramente como trampolín para aterrizar después en otros roles políticos y económicos más apetecidos.
(Si quiere ver los nombres de los distintos embajadores, buscar los resultados para otras misiones o filtrar por otros criterios, bienvenido a usar nuestro rastreador.)
El segundo mapa, al que puede ingresar haciendo click en este otro link, hace el mismo ejercicio, pero esta vez representando en tonos de verde y amarillo el número de embajadores *de carrera* nombrados a las distintas misiones diplomáticas desde el 2000. Y acá los resultados son algo tenebrosos.
Decimos que son resultados tenebrosos porque, como ya anunciábamos antes, en dos décadas y media desde que se reformó el servicio exterior para minimizar este tipo de situación, más de un tercio de todas las actuales misiones diplomáticas de Colombia jamás han tenido ni un embajador de carrera.
Colombia nunca ha tenido un embajador de carrera en España, en Francia, en Reino Unido o en Italia. Jamás ha tenido uno en China, en Japón o en Australia. Jamás ha habido uno como jefe de misión en la OEA ni en la ONU (NY). En las Américas, ni en México ni en Perú ni en Argentina ni en Venezuela hemos tenido embajadores de carrera liderando en pleno las respectivas embajadas. Es decir, algunos de nuestros socios más importantes nunca han podido beneficiarse de la experticia de tener a un embajador jefe de misión que pertenece a la carrera diplomática y consular—¡la carrera creada precisamente para cumplir estas labores!
Mientras tanto, de manera curiosa, gobierno tras gobierno parece estar descargando (suena más preciso en inglés, dumping) a sus embajadores de carrera en destinos que no tienen el mismo alto perfil. Polonia, Azerbaiyán, Finlandia, Irlanda, Filipinas, Argelia, Vietnam… todos los 19 embajadores nombrados a estos destinos han sido de carrera. Y nada contra Bakú o Helsinki, pero ser embajador de Colombia allá no viene con el estatus ni los gastos de representación ni los otros perks de estar en París o en Washington (en la sección de “Del archivo” de este boletín, hicimos un repaso a las residencias de embajadores que Colombia tiene en el extranjero).
Problemas estructurales requieren soluciones estructurales. La reforma del decreto-ley 274 de 2000 no da más espera. Para quienes siguen trabajando en esto desde el Congreso, los sindicatos de Cancillería y la academia, ¡adelante! ¡Con convicción y sin timidez!
Mientras tanto, le invitamos a seguir cacharreándole al rastreador. ¿Cuántas personas nombradas al cargo de embajador han terminado condenados por crímenes? ¿Cuántos están emparentados con el presidente de turno? ¿A quiénes los rotaron entre más destinos? Responderemos estas y otras preguntas en siguientes mini-boletines de Diplomacia Abierta.
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